Cuenta algunos detalles de la operatoria a principios de la década del 70: en verano la cooperativa comenzaba a atender a las siete y ya había cola en la calle, la que no desaparecía hasta terminar el día. Ella era cajera recibidora, y el tesorero pagaba. Dice que el trabajo era tanto que a veces se iba a la casa a las diez de la noche. Cuenta que la relación con los asociados era muy buena, y recuerda una anécdota al respecto: todos los viernes algunos asociados les regalaban comida y los empleados se reunían en una casa a cenar todos juntos. Recuerda que cuando se construyó el edificio que actualmente ocupa la filial del Banco, los empleados salieron a colocar acciones entre los asociados.
Entrevista conjunta con Fidel Conlledo, Lucía Micaela Goyburu y Silvia Graciel Guagnini